“Con su guitarra en la mano da placer el jerezano”. Esto es lo que reza
bajo una de las viñetas del pliego titulado “Habitantes de las provincias de
España”. Son los “aleluyas”, unas estampas,
normalmente cuarenta y ocho, contenidas en láminas de llamativos colores y
descritas al pie con pareados en octosílabos. La que ilustra este artículo da
un repaso a la mayoría de territorios hispanos, tanto peninsulares como de
Ultramar: “De La Mancha el buen vino, pero el manchego ladino ; De la honradez
es la vid al que es de Valladolid”. En ocasiones los ripios aciertan de pleno:
“El natural de Sevilla con suma arrogancia brilla”, “El asturiano infanzón no
es de gran disposición” o “El navarro en robustez a nadie cede la vez”. En
otras, sin embargo, no sabemos si el dibujante juega con la ironía o estaba
desinformado: “En su trato el granadino, es honrado franco y fino”. Hoy
circulan otros tópicos sobre los naturales de Granada, que omitimos por razones
obvias. Una casa editorial que publicó muchas “aleluyas” fue la de Hernando en
Madrid, cuyo taller estuvo abierto desde el último cuarto del siglo XIX,
llegando hasta 1921, ya en manos de sus hijos. También salieron estos
materiales de las prensas madriñeñas de J. Marés o de Boronat y Satorre. Es un
formato de publicación, y un género, si podemos llamarlo así, que tuvo su auge
en el siglo XIX. Puede que los antecedentes se encuentren en los llamados
“pliegos de cordel”, unos cuadernillos impresos sin encuadernar que los ciegos
llevaban de ciudad en ciudad desde el siglo XVI, y que exhibían para su venta
en tendederos de cuerda. Lo que está
fuera de toda duda es que estas piezas fueron el germen de nuestras actuales
historietas gráficas, dedicándose en sus comienzos no solo a entretener sino
también a educar al público lector que, dicho sea de paso, en el XIX no
constituía un grupo muy nutrido. Los temas que tocaba eran muy variados: la
religión, la historia, las costumbres, la tauromaquia, la literatura, el humor
e incluso el ejercicio físico. En el Legado Soto Molina de la Biblioteca
Municipal contamos con una veintena de ejemplares, que abarcan prácticamente
toda la temática que acabo de mencionar: “Escenas matritenses”, un cuadro
costumbrista sobre el Madrid de la época: “En las noches de verbena, al Prado
baja la gente, a respirar puro ambiente y a bailar sobre la arena”. Sobre
historia trata el llamado “Los Reyes y el ejército de España”, o uno sin título
sobre la vida de Napoleón, quizás el más antiguo que conservamos. Son mayoría
los de temática cómico-burlesca, tocando asuntos vedados para el humorista
actual: “Vida del enano don Crispín”, “Desdichas de un hombre flaco” o “Vida de
una criada de servir”, donde la susodicha no sale muy bien parada. Dramas
literarios, como “La historia de Fausto” o la llamada “Historia de Atalo”,
completan una colección de “aleluyas” que son algunas de las valiosas piezas
custodiadas en el Fondo de Materiales Gráficos Patrimoniales. NATALIO
BENITEZ RAGEL.
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