viernes, 27 de octubre de 2017

LITERATURA PERIODÍSTICA Y LA TROMBA DEL 79

“La Voz del Sur”, en su edición del 12 de septiembre de 1979, informaba: “es posible que en un futuro no muy lejano falte agua en nuestra provincia”. Y los dioses “lo leyeron”, porque al día siguiente, a pesar de una previsión meteorológica de tiempo soleado, “a las dos de la tarde, el cielo tembló”, como lo expresaba Juan P. Simó en el “Diario de Jerez” en una crónica de 2011 rememorando la tromba de agua de finales del verano, cuando en apenas seis horas cayeron ciento ochenta litros por metro cuadrado. En el Jerez de los años 70, las inundaciones se habían convertido en un clásico, y los escolares de aquellos tiempos hacíamos piragüismo cuando teníamos que cruzar las calles Arcos, para acceder al Buen Pastor, o Porvera para llegar a la Escuela de San José. Pero lo de aquel día de septiembre superó  todas las previsiones, y sesenta familias estuvieron dos meses viviendo en el Ayuntamiento, que volvía a ser democrático, porque sus hogares en las “casitas bajas” de La Asunción habían pasado a la Historia. El temporal se cebó también con varios inmuebles de la calle Larga, como el Banco de Bilbao, que perdió su archivo, o una famosa relojería hoy inexistente, en cuyo sótano el agua alcanzó los dos metros. En el casco urbano no hubo que lamentar desgracias personales, pero en el campo un hombre cayó fulminado por un rayo mientras realizaba labores agrícolas en una finca de la carretera de Cortes. En las semanas que siguieron, el  periódico siempre abría con titulares alusivos a la riada: “las viñas arrasadas…, petición de zona catastrófica…, 200 millones son los daños en los colegios...”, ilustrados con imágenes del desastre: vehículos apilados en pleno centro, inmuebles que habían perdido la techumbre, e incluso un coche empotrado contra la cárcel cuyo dueño aseguraba haberlo abandonado en el puente de la calle Arcos. En este contexto colocamos la instantánea captada por la cámara del dermatólogo jerezano García Filgueira, cedida dentro de la “Campaña para la Recuperación del Patrimonio Fotográfico” organizada por la Biblioteca Municipal. En la imagen, un “Cuatro Latas” se aventura, solo ante el peligro, en el cruce de Diego Fernández Herrera con la calle Mariñíguez, mientras al fondo dos ejemplares del inolvidable “Seiscientos” se refugian aparcados a buen recaudo. Fotografías inéditas como ésta, tomadas en aquellos tiempos donde casi nadie llevaba una cámara al cinto, son las que buscamos para la campaña referida. Gracias a ella, nos han llegado fotos de reuniones de concejales republicanos, de toreros de la época agasajados por los vecinos, de enfrentamientos deportivos entre los concejales de la recién estrenada democracia, de estampas de calles y plazas antes de ser remozadas, etc. Y ahora están aquí, en una Biblioteca Pública, donde, parafraseando a Parménides, “todo permanece”, pero en este caso al servicio de la investigación.  NATALIO BENITEZ RAGEL. 

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