sábado, 4 de marzo de 2017

PATRIMONIO

Vivimos una época en la que aumenta la sensibilización de la ciudadanía en general por el patrimonio que se atesora en  nuestras ciudades. Es grato observar como hoy no son consideradas actividades poco más que curiosas, aquellas que tratan de acercar a propios y extraños lugares, edificios o piezas excepcionales conservadas en muchas poblaciones de nuestra geografía, algo de lo que por cierto Jerez fue pionera. Y es que ya en 1933, primero Hipólito Sancho, y luego -  bajo la denominación de “Descubrimiento de Jerez por los jerezanos”-  el Director de la Biblioteca Municipal, Manuel Esteve, fueron impulsores de este tipo de iniciativas. Luego Esteve se llegaría a quejar amargamente del pobre resultado conseguido, llegando a escribir en ‘El Guadalete’ del 22 de abril de 1933: “Eran de esperar del propósito los mejores resultados. Faltó sobre todo el elemento popular a quien este curso iba dirigido, y sobre el que había de ejercer la mejor acción; nadie dudará que quien conozca el interés artístico de un monumento, ni lo destruye ni lo quema.” En fin, hoy a diferencia de aquella época que mencionamos pero gracias a iniciativas surgidas entonces, ha ido calando la importancia del patrimonio, la necesidad de conocerlo y la  obligación, de conservarlo para las generaciones venideras. Pero también es algo conocido que cuando hablamos de patrimonio una mayoría lo identifica solo con  monumentos arquitectónicos o  piezas pictóricas o escultóricas. Desde hace relativamente poco tiempo, el patrimonio bibliográfico y documental, también empieza a ser valorado más allá de los restringidos círculos de  especialistas, investigadores o funcionarios encargados de su conservación, gestión y custodia. Empiezan a proliferar iniciativas que muestran y explican a la ciudadanía en general, la importancia de documentos históricos o piezas bibliográficas conservadas en nuestros archivos y bibliotecas. He comprobado muchas veces la sorpresa y emoción reflejada en el rostro de muchos, al explicarles las vicisitudes, historia y valor de algunas de estas piezas. Hoy hace dos décadas en  la Biblioteca Municipal de Jerez, bajo el titulo de Joyas de Papel,  se iniciaba una  iniciativa dirigida al público en general  consistente en exhibir en vitrinas y difundir –mediante textos y explicaciones in situ- el valor histórico y patrimonial de un documento o libro. Como Esteve en su día, también nosotros nos quejamos de que aquella iniciativa no tuvo el eco que pretendíamos, aunque fue un primer y necesario paso. Por cierto, la primera pieza expuesta de aquellas añoradas Joyas de papel fue el libro titulado Una cacería en el Coto de Oñana. Editado en 1888 con una tirada de tan solo 50 ejemplares. El ejemplar que conserva la biblioteca jerezana está dedicado por el mismísimo Duque de T’Serclaes,  D. Juan Pérez de Guzmán. En definitiva una auténtica joya de papel. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO


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