sábado, 28 de enero de 2017

PAREJAS

“Father, father –mi hija con una noticia calentita-. En “first dates” un muchacho le acaba de confesar a su pareja que habrá leído como mucho un libro en su vida; a lo que la muchacha le ha respondido que ella en cambio sí ha leído ‘Cuarenta sombras de Gray’ y ‘Crepúsculo’”. De inmediato conecté con este programa para ver a dos prototipos de lo que podríamos llamar “bultos humanos”: el macho que entre los méritos que lo adornan se encuentra la alergia a la lectura, lo que esgrime como arma de seducción, y la hembra, por el contrario, que tiene en su casa la envidia de la biblioteca de Alejandría. La pinta de ambos, por supuesto, acorde era con su talla intelectual. Lo dicho: perfectos ejemplares de lo que es hoy la llamada de la selva, reconvertida en un plató de televisión en el que, en un alarde de inconsciente sinceridad, a sus participantes no les importa poner sus vergüenzas a la pública exposición. Y lo grave de esta desgracia es que estos especímenes son más numerosos de lo que queremos o nos engañamos en creer. La situación no será tan alarmante, nos decimos confiados en que se lee más de lo que las estadísticas desvelan, o pensando que la juventud (que ya empieza también a tener sus años) de nuestro país no puede verse reflejada en dos espontáneos que han acudido a un programa de televisión con el fin de ligar. Y sin embargo, las estadísticas no engañan y muchos jóvenes pueden perfectamente identificarse con esa pareja de “first dates”, en todos sus aspectos, hasta en los feromonales, quizá el único por el que destacarían y por el que participan en estos programas. En realidad, alguien debería abrirles los ojos y decirles que detrás de sus ignorancias se esconde la desesperada necesidad del otro, de un igual a ellos porque a no otra cosa pueden aspirar, si no es al fracaso que algunos ya han sufrido. Alguien debería decirles que un libro, que la lectura les devolverá la autoestima que hace tiempo seguro que perdieron. José López Romero.


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