jueves, 21 de julio de 2016

LECTURAS DE VERANO II

La guitarra azul
John Banville. Alfaguara, 2015.


A medida  que pasa el tiempo y la obra de este escritor irlandés  crece,  convence a un cada vez mayor número de lectores que nos encontramos ante alguien que dejará huella en la historia de la literatura. Aún nos produce sorpresa y admiración de cómo se desdobla en dos escritores distintos:  si  como Benjamín Black crea la figura del forense Quirke, y da a la novela negra nuevos bríos y una calidad estilística pocas veces superada; Banville en cambio con cada historia entrega al lector una prueba insuperable de calidad literaria. Ahora lo vuelve hacer, con una novela compleja pero que es magistralmente contada al lector, que no se siente nunca perdido y sí cautivado por ella: Oliver Orme, que en el pasado fue un artista de cierto nombre, es también un ladrón. Y esa otra cara desconocida y su pasión por Polly, la mujer de su mejor amigo Marcus, le llevará a realizar su robo más osado. El mejor Banville. R.C.P.

Una letra femenina azul pálido

Franz Werfel. Anagrama, 2015.

De la colección Anagrama, edición limitada, recomendamos esta novela corta del escritor checo Franz Werfel (Praga, 1890), amigo de Kafka, que tuvo que emigrar a EE.UU. en 1940, a consecuencia de la II Guerra Mundial; en  Beverly Hills moriría cinco años más tarde. Autor polifacético (novelista, poeta y dramaturgo), Werfel con este tan atractivo título nos relata la historia de Leónidas, jefe de sección del Ministerio de Educación, que desde su casamiento con la rica Amelie Paradini disfruta de una vida llena de tranquilidad y placer. A sus cincuenta años recién cumplidos es un hombre satisfecho sobre todo consigo mismo. La carta que recibe una mañana, escrita con letra femenina azul pálido le lleva a recordar una vieja historia de amor que mantuvo, al poco de casarse, con Vera Wormser, y con el recuerdo el desasosiego. Magnífica. J.L.R. 

viernes, 8 de julio de 2016

LECTURAS DE VERANO I

Los libros que nunca he escrito


George Steiner. Debolsillo, 2011.

Llevo ya unos años que para mí el verano empieza cuando inicio la lectura de un libro de George Steiner. El primero fue lecciones de los maestros y este año ha sido Los libros que nunca he escrito al que se alude en el artículo anterior. Volumen que recoge una serie de trabajos o ensayos de variada temática pero que tienen como denominador común la reflexión siempre autorizada de uno de los grandes pensadores del siglo XX. Steiner nunca me defrauda porque en sus escritos se destaca la voz de un hombre comprometido con su tiempo, con todos y cada uno de los problemas, los grandes y pequeños conflictos de la humanidad y que tantas desgracias nos han causado. Compromiso del profesor, labor de la que se siente muy orgulloso, que reflexiona sobre los sistemas educativos, o como judío sobre la inveterada persecución a que su religión ha sido sometida. El próximo verano otro Steiner, sin duda. J.L.R.

Arenas movedizas

Henning Mankell. Tusquets, 2015.
Si tuviera que decidirme por un término para definir las impresiones y sensaciones que me ha dejado este libro tras su lectura, sería sin dudarlo la de emocionante. Alejado de sus historias africanas o de las del personaje que le dio justa fama, el comisario Wallander, Mankell decide ahora centrarse, dejar testimonio de la otra realidad a la que se enfrenta, tras habérsele diagnosticado un cáncer recientemente. Pero no se confundan, no es este un libro que gire sobre la enfermedad, aunque sea esta la que provoca un deseo irrefrenable del autor de plantearse cuestiones que a todos nos preocupan: el paso del tiempo, los recuerdos, el miedo…En cada capítulo Mankell nos narra con su habitual maestría exenta de artificios, una historia real que de una manera u otra vivió personalmente y tras las que trascienden preguntas que buscan respuestas. R.C.P.