viernes, 18 de diciembre de 2015

CULTURA

En uno de los libros reseñados más abajo, Farándula, se descubre al lector la visión de la autora – realista y nada subjetiva- sobre el teatro. Es una historia por momentos divertida, pero también plagada de situaciones oscuras, dramáticas y reivindicativas. Pero pese a centrarse en el teatro, realmente lo que  se  pretende es reivindicar el papel que le corresponde a la Cultura, con mayúsculas, en nuestra sociedad, una cultura que durante los últimos tiempos  -que van más allá de los inicios de la crisis que aún parece darnos los últimos coletazos- se nos aparece sin el brillo que tuvo antaño, maltratada administrativamente y distorsionada por ese mal al que parece nadie encuentra remedio, de confundir cultura con cualquier manifestación popular o festiva. Recientemente algunas  asociaciones reivindicaban la recuperación de la denominación Cultura a secas, para tantos entes administrativos –desde ministerios a representaciones territoriales de más bajo rango- que  a lo largo de las últimas décadas habían añadido al término una serie de apellidos que andando el tiempo han ido  distorsionando la finalidad originaria de los mismos. Parece que la palabra Cultura es  hoy día una excusa para hablar de otras cosas que siempre han sido secundarias, especialmente las de carácter festivo y que ahora parecen ser prioridad y se llevan la parte del león de los mermados presupuestos de las administraciones.  Para mí la Cultura con mayúsculas siempre la asimilé a dotarnos de buenos museos, archivos y  bibliotecas. A la protección del  cine y teatro, pero también al fomento de la lectura entre los más pequeños o  incentivar  la investigación. Cultura es  proteger la cadena de comercialización del libro, especialmente  librerías o  la inversión en proyectos patrimoniales…Por supuesto que la cultura es más, pero por ser un concepto amplio y de difícil definición se impone reivindicar su esencia hoy salpicada y desplazada por sus aspectos más anecdóticos y superficiales. Libros como Farándula serán siempre bienvenidos por su reivindicación de la esencia del concepto Cultura, por lo que no desesperamos de ver algún día desterrada esa política miope  del  Panem et circenses que se ha  impuesto por doquier. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO  

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