En uno de los libros
reseñados más abajo, Farándula, se
descubre al lector la visión de la autora – realista y nada subjetiva- sobre el
teatro. Es una historia por momentos divertida, pero también plagada de
situaciones oscuras, dramáticas y reivindicativas. Pero pese a centrarse en el
teatro, realmente lo que se pretende es reivindicar el papel que le
corresponde a la Cultura, con mayúsculas, en nuestra sociedad, una cultura que
durante los últimos tiempos -que van más
allá de los inicios de la crisis que aún parece darnos los últimos coletazos-
se nos aparece sin el brillo que tuvo antaño, maltratada administrativamente y
distorsionada por ese mal al que parece nadie encuentra remedio, de confundir
cultura con cualquier manifestación popular o festiva. Recientemente algunas asociaciones reivindicaban la recuperación de
la denominación Cultura a secas, para
tantos entes administrativos –desde ministerios a representaciones territoriales de más bajo
rango- que a lo largo de las últimas
décadas habían añadido al término una serie de apellidos que andando el tiempo
han ido distorsionando la finalidad
originaria de los mismos. Parece que la
palabra Cultura es hoy día una excusa
para hablar de otras cosas que siempre han sido secundarias, especialmente las
de carácter festivo y que ahora parecen ser prioridad y se llevan la parte del león
de los mermados presupuestos de las administraciones. Para mí la Cultura con mayúsculas siempre la
asimilé a dotarnos de buenos museos, archivos y bibliotecas. A la protección del cine y teatro, pero también al fomento de la
lectura entre los más pequeños o
incentivar la investigación. Cultura
es proteger la cadena de
comercialización del libro, especialmente
librerías o la inversión en
proyectos patrimoniales…Por supuesto que la cultura es más, pero por ser un
concepto amplio y de difícil definición se impone reivindicar su esencia hoy
salpicada y desplazada por sus aspectos más anecdóticos y superficiales. Libros
como Farándula serán siempre
bienvenidos por su reivindicación de la esencia del concepto Cultura, por lo
que no desesperamos de ver algún día desterrada esa política miope del Panem et circenses que se ha impuesto por doquier. RAMÓN CLAVIJO PROVENCIO
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