domingo, 27 de abril de 2014

OTRO MES DE ABRIL

Otra vez, me temo, volverá a pasar el mes de abril por el calendario, sin que hayamos podido pasear por las calles de esa efímera ciudad dedicada al libro, que en tantas ciudades se levantan a partir de esta fecha. Alguno podrá decir, y con toda razón, que para las últimas Ferias del Libro que se han acogido en Jerez, más vale ahorrárselas y aunque suene duro decirlo, lo cierto es que mientras en nuestra ciudad andamos imitando al Guadiana, con propuestas de Ferias que de  un año para otro desaparecen, para volver a seguir unos años después con otras propuestas distintas que tampoco fructifican, en otros lugares no lo han visto tan complicado y siguen levantando sus casetas, que luego se llenan de libros y propuestas relacionadas con ellos, para que  lectores y curiosos invadan pacíficamente el recinto a partir de abril. Pero aquí, desde hace ya demasiados años, sucede lo  de siempre, propuestas apresuradas no secundadas con el mismo entusiasmo por todos los implicados –libreros, instituciones oficiales, educadores, bibliotecarios, asociaciones de lectores, etc.- lo que aboca  a las mismas al fracaso o a la no celebración. Este año se nos intenta vender que la Feria del Libro se celebra en cada una de las librerías,  lo que nos lleva a preguntarnos qué diferencia hay con lo que estos establecimientos realizan el resto del año. Yo pensaba que en las librerías, como en las bibliotecas la Feria del Libro se celebraba todo el año, y lo que las Ferias, o llámeselas como se quiera, lo que tratan es de volcar al exterior de sus espacios tradicionales al libro, buscando una mayor visibilidad de este mundo ahora tan cuestionado. La sensación es que por estos lares no parece hayamos avanzado mucho de lo que propone ya en 1950 el viejo cartel  que reproducimos. Lo cierto es que con tantos experimentos  y escenarios –Plaza del Banco, Arenal, Pescadería Vieja, etc.- es mucho pretender que la Feria del Libro permanezca y no se vaya disolviendo como un azucarillo en el café, quedándonos solo el consuelo de los recuerdos de nuestra infancia. Son  años duros para el mundo del libro que vive la adaptación a unos nuevos tiempos en el campo de la edición y el acceso a la información, tras los cuales –con víctimas en el camino-   no sabemos qué escenario quedará. Pero sería doloroso que en ese nuevo escenario una de esas víctimas finalmente fuera la Feria del Libro de Jerez, sobre todo cuando en otros lugares, tanto en cosmopolitas ciudades como en pequeños núcleos urbanos, hay propuestas que siguen funcionando, incluso apasionando. Ramón Clavijo Provencio

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