El trabajo de
catalogador, en ocasiones monótono, también reporta muchas sorpresas. Nuestro
querido Soto Molina, don José, nunca deja de asombrarnos cuando descubrimos algunas de las obras que
donó a la biblioteca de su ciudad. En
esta ocasión, un minúsculo folletito de 40 páginas titulado “Cartilla Tosmae para uso de hombres y
casadas: preceptos y misterios del lecho conyugal”. Publicado en 1897, de
seguro que estuvo oculto gran parte del siglo XX. Tan oculto que parece que
solo queda el ejemplar de nuestro benefactor, si damos crédito a las búsquedas
bibliográficas automatizadas. Tosmae es pseudónimo de Fernando Mateos y Koch. Ya
el título nos llama la atención, pues va dirigido a hombres en general pero
solo a las mujeres casadas. Pero nada de machismo, pues ya en las primeras
páginas aconseja “solicitar de la mujer
el placer con amables palabras y no exigírselo nunca a la fuerza”. Un
detalle. Eso sí, un poco de aseo antes del ajetreo, por medio de “un bidet o baño de asiento, muebles que
facilitan mucho las abluciones diarias”. Ejercicio sí, pero con moderación,
ya que un exceso del mismo puede fatigar los órganos genitales. Tampoco se debe
acudir a “ideas lúbricas” para
aumentar la excitación, ya que “el hombre
razonable debe esperar que el mismo órgano le anuncie la necesidad y el momento
de satisfacerla”. Contrariamente a lo que pudiera pensarse, desaconseja los
achuchones a la hora de la siesta, “pues
el violento espasmo que provocan en todo el sistema puede suspender las
funciones digestivas y producir á veces una apoplejía”. Ahí es nada. Y sin
pasarse de copas, pues “los manjares y
bebidas que enardecen la sangre no producen más que una excitación momentánea y
predisponen a la anafrodisia o frigidez”. Y tacto, aconseja mucho tacto a
la hora de solicitar los favores de la señora (el objetivo lo merece), pues
debe respetarse “el tiempo del flujo
menstrual, las indisposiciones, fatigas, disgustos... y no pedirle y exigirle
lo que no tiene ganas de conceder...”, pues tomada a la fuerza “el futuro ser se resentirá indudablemente
del estado en que se hallaba su madre”. Durante el embarazo aconseja la
abstinencia durante los dos primeros meses y a partir del séptimo, alegando que
puede dañar al embrión e incluso producir un aborto. El folletito, que Mateos y
Koch extractó de su libro “Antes, en el lecho
conyugal y después”, no ha perdido vigencia con los años, y excepto algunas
costumbres hoy en desuso (como la de la siesta, pues sin duda todos los
momentos son buenos, o la hoy desfasada abstinencia en el embarazo), está lleno
de buenos consejos para llevar a cabo una auténtica vida en pareja. NATALIO BENITEZ RAGEL.
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