Al noroeste del estado de Nueva York en el entorno boscoso de las montañas de
Catskill, se levanta la residencia de un erudito japonés que ha encargado a un
afamado estudio de arquitectos la ampliación de la misma. La cosa no tendría
mayor relevancia ni hubiera atraído nuestra atención, si no fuera porque la
mencionada ampliación consistirá en levantar
un pequeño edificio separado del resto de la propiedad destinado
exclusivamente a la lectura. Hace décadas, cuando cualquier familia pudiente reservaba
en su casa una estancia para la biblioteca, esto no sería noticia, pero hoy cuando precisamente se produce el
fenómeno contrario y los libros en papel
van desapareciendo visualmente de muchos domicilios (o nunca los tuvieron),
esta noticia nos reconforta y dice mucho de la importancia que la lectura tiene
para muchos, hasta el punto de que proyectan reservarle un hueco en su entorno más privado, como antaño. Pero la cosa
no queda aquí, en el municipio catalán de Cardona se está llevando a cabo una
iniciativa cuando menos pintoresca: ofrecer a los comensales de algunos de los
restaurantes de la localidad libros para la sobremesa. Hasta ahora conocíamos
librerías cafeterías, hoteles con su
pequeña biblioteca, incluso pubs con su pequeño rincón de libros. Iniciativas
curiosas algunas con más éxito que otras. Pero al parecer la experiencia de
Cardona excede con mucho las mejores previsiones y está siendo todo un éxito, sobre todo en
cuanto a los niños. Y es que los lotes de libros son mayoritariamente
infantiles por lo que a la sobremesa,
mientras los padres saborean el café y la copa y charlan relajadamente, los
niños leen. Entusiasmado por la experiencia está Joan Antoni Albacete que
regenta uno de los restaurantes de la mencionada localidad: “en el restaurante
esto ha sido una gran y positiva sorpresa. Los niños son grandes lectores de
cuentos, y cuando se enfrascan en la lectura están tan calmados que parece no
estuvieran”. ¡Quién lo diría! pero en Cardona al parecer la lectura está
desplazando los videojuegos e incluso los castillos hinchables. Curioso. Ramón Clavijo Provencio.
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