sábado, 4 de febrero de 2012

DEL VOLUNTARIADO Y OTROS ASUNTOS

Hay asuntos que se convierten de la noche a la mañana en tan  polémicos  como desconocidas nos resultan las claves de esta transformación. Y es lo que ha sucedido con unas declaraciones de la actual alcaldesa de Madrid, recogiendo las que previamente había realizado el delegado Fernando Villalonga sobre el voluntariado, en este caso referido a las bibliotecas públicas. Inmediatamente, desde multitud de foros han replicado sobre estas intenciones, aduciendo si el camino al que nos llevan estos tiempos de crisis es el trabajo gratuito o, en el mejor de los casos, la remuneración simbólica. Entiendo por un lado algunas reacciones, pues “el patio” laboral no está para bromas, y lo que hace un par de años se hubiera considerado una propuesta lógica, hoy se la vea como peligrosa o cargada de aviesas intenciones. Pero precisamente por vivir en tan duros tiempos, y lo que nos queda morena, habría que no malgastar energías en batallas artificiales. Resulta que el voluntariado en bibliotecas públicas es algo inventado hace ya demasiado tiempo para que nos suene ahora a peligrosa iniciativa. Implantado en los países de nuestro entorno, y no digamos en los anglosajones, lleva años introduciéndose en nuestro país, independientemente del color político de las instituciones de las que dependen las bibliotecas públicas. Todo demasiado evidente para que de esta nada  surja tamaña tormenta, por sacar de contexto unas declaraciones. Para no perder más el tiempo en “la polémica”, me haré eco también de dos noticias  que tienen como protagonistas a escritores: el homenaje en Antequera a Antonio Gala en la reunión anual de escritores andaluces, en una iniciativa que tiene mucho de sentido reconocimiento a una figura  clave para entender la  cultura de nuestro país en  las tres últimas décadas, y que afortunadamente llega en vida del homenajeado. La segunda es  la aceptación de Víctor García de la Concha  de la propuesta de dirigir el Instituto Cervantes, después del culebrón  Vargas Llosa. Nos iremos enterando seguramente de los entresijos de esta historia en la  que, cuando menos, alguien corrió más de la cuenta.  Ramón Clavijo Provencio.  

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