miércoles, 23 de noviembre de 2011

REFLEXIÓN

De entre los misterios o problemas que la historia de la literatura aún tiene por descifrar o resolver, hay especialmente uno que trae a la investigación desde hace años de cabeza: un pequeño pasaje que, curiosamente, se repite en dos obras a la vez: “Un mundo feliz” de Aldous Huxley y “1984” de George Orwell. Sin duda son dos ediciones espurias de estas dos magníficas obras en las que algún editor o escritor metió la pluma sin que a ciencia cierta se pueda saber quién está detrás de este breve añadido. Al ser el mismo texto, todo hace suponer que estemos ante una sola autoría y muchos han apuntado el nombre de Steven Lukes, famoso autor del “Viaje del profesor Caritat o las desventuras de la razón”. Pero ¿en qué consiste el dichoso pasaje? Lo mejor será que lo transcriba literalmente para que cada lector saque sus propias conclusiones. Se trata, como verán, de una reflexión o monólogo. “El domingo iré a votar. Seguro que cuando llegue al colegio electoral tendré que guardar cola, y que seguramente no conoceré, ni de vista, al ciudadano o la ciudadana (¡qué hermosas palabras!) que estará delante o se pondrá detrás de mí. Pero me entrarán unas ganas enormes de preguntarle qué libro está leyendo ahora, qué ha leído en los últimos cinco meses y si suele leer el periódico a diario y ver o escuchar algún informativo de televisión o radio. Yo querría que la persona que va a votar conmigo, y cuyo voto tiene el mismo valor que el mío, ejerza su derecho con un mínimo de conocimiento de causa. No pido mucho más. Yo querría que los votantes fueran ciudadanos con un mínimo de instrucción y que tengan también una mínima conciencia de lo que están haciendo al echar su papeleta en la urna. Pero mucho me temo que no sea así, que ese conciudadano de la cola no habrá leído ni la papeleta que ha metido en el sobre y, ya poniéndonos en lo peor, sólo ve en la tele “Sálvame de luxe” o cualquier otra porquería del mismo estilo, y que un libro es para él una especie de ovni. La democracia, sin duda, tiene sus servidumbres, deudas que todos debemos pagar, pero a veces, como en estos últimos años, el sacrificio ha sido excesivo. Y lo que nos queda por delante.”. José López Romero.

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