sábado, 8 de octubre de 2011

MARKETING

Sorprender a un famoso leyendo un determinado libro  se ha convertido en una posibilidad de hacer fortuna, y hacerse un  hueco efímero en el difícil Olimpo literario. No han sido pocas las veces en las que una vez desvelado qué libro leían fulanito, actorcillo de moda, o menganita,  novia de un torero de tronío, mientras tomaban el sol, o  paseaban ojeándolo, se han agotado ediciones ante la sorpresa de propios y extraños. Y es que muchos de  los compradores de esos libros (tengo prevención en decir lectores) con los que fueron sorprendidos estos u otros famosos, no perseguían tanto conocer lo que en ellos se decía sino más bien alimentar el morbo de pasear la mirada por los textos sobre los que también se pasearon visualmente sus ídolos. Es evidente, pues, que a estos lectores ocasionales les puede dar lo mismo que las lecturas de sus admiradas y efímeras “estrellas” fueran una novela de Auster o un libro de autoayuda de autor desconocido. Pero sobre este asunto el que me puso al día, fue Atanasio, amigo del que en alguna ocasión les he dado cuenta, y que hace unas semanas me confesaba que había escrito una novela negra. ¡Pero qué me dices! Me dejas de piedra. Ignoraba que tuvieras aficiones literarias. Para ser sincero Ramón, lo que espero es tener  visión comercial, cosa que en estos tiempos que corren no me vendría nada mal. Pues sí, amigo- prosiguió mi interlocutor-, he invertido una pequeña cantidad en autopublicarme la novela, y ahora  espero  colocarla. ¿Colocarla? –Le contesté- ¿Te refieres al escaparate de una librería para su venta?. ¿Pero qué dices, Ramón? Ahí  no tengo nada que hacer. En cambio, si encuentro  al famosillo adecuado  y  logro pasarle mi libro con la pretensión de que me firme un autógrafo mientras me hacen la foto de rigor, portada de libro incluida, ¡eso sí que sería un triunfo!  Bien pensado, Atanasio -no me atreví a  contradecirlo- pero deberías darte prisa, pues como sigan imponiéndose los libros electrónicos me temo que va a ser complicado llevar a la práctica tu novelesca “operación marketing”. Ramón Clavijo Provencio.

No hay comentarios: