sábado, 9 de abril de 2011

LO EFÍMERO

Hay libros que tienen la suerte, y con ello sus autores, de enganchar de una manera u otra con el gran público, y merecidamente o no desde el punto de vista literario, lo cierto es que el resultado   son unas  ventas  asombrosas hasta  que se etiqueta al  libro en cuestión como el más vendido. Pero lo cierto es que la inmensa mayoría de estos libros pasan del vértice de la pirámide de ventas al olvido en  cuestión de semanas. Otros tienen una vida más dilatada, no crean que mucho más, pero en todo caso  todos serán condenados a la nada una vez pasada entre los lectores esa gripe literaria, que como la real cambia de cepa cada año y contra la que es difícil inocularse una vacuna definitiva. Les comento todo esto porque en la última visita a mi librería de guardia me  topé con el libro de Eva Gabrielsson  “Millennium, Stieg y yo» (Destino), lo que provocó que recordara aquellos días donde raro era no encontrar en los medios alguna referencia sobre Stieg Larson, ese escritor que  cuando  sus libros eran un fenómeno de ventas tuvo la mala suerte de no estar ya entre nosotros para disfrutarlo.  Seguramente entonces la rocambolesca historia del escritor tiraría de la curiosidad de muchos lectores hasta sus libros recién editados, y ese todo formado por literatura y morbo nos hizo ser espectadores y partícipes de uno de los acontecimientos literarios más singulares de los últimos años. La edición de los libros que componían la trilogía Millenium se alternaron con las versiones cinematográficas y  parecía no haber nada más allá de este universo particular del hasta hacía poco desconocido autor sueco. Dos años después, el fenómeno parece haber perdido mucha fuerza, pero es ahora cuando Eva Gabrielsson, la compañera de Stieg, nos vuelve a recordar al personaje en unas páginas que me parecen de más interés que el famoso legado literario del escritor. Hubo hace unas décadas un caso similar, salvando las distancias, el  de John Kennedy Toole,  pero   su “Conjura de los necios” (Pulitzer 1980) tres décadas después sigue atrayendo a nuevas hornadas de lectores, mientras dudamos  de que el fenómeno Millenium   aguante  prueba tan dura cual es el paso del tiempo. Ramón Clavijo Provencio.    

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