miércoles, 6 de octubre de 2010

¿LA ISLA DE LA POLÉMICA?

Uno de los temas más curiosos, pero no por ello menos interesantes, que han saltado a la actualidad cultural en estos últimos meses, ha sido sin duda el anuncio de Andrew Motion, afamado poeta inglés, de estar escribiendo la segunda parte de “La isla del tesoro”. La verdad es que la noticia habrá hecho a algunos escandalizarse, pese a que haya pocas cosas ya a estas alturas que nos puedan llevar a ello. De materializarse el asunto, y nada parece que vaya a cambiar la decisión de Andrew Motion, se avecina una tormenta y no precisamente sobre la Hispaniola. En realidad no es la primera vez, ni será la última, que alguien, por razones diversas en una escala que va desde el oportunismo hasta la veneración por un libro, decide escribir una segunda parte de una historia admirada por los lectores, ignorando el dicho que todos conocemos sobre las segundas partes de las mismas, y tanto más aún si la continuación no es fruto de la pluma del autor que la inició. Muchos ejemplos de lo que decimos se nos vienen a la cabeza, pero lo que le da cierto morbo a este caso, no es sólo que “La isla del tesoro” es uno de esos libros en los que solo pensar en continuar la historia ideada por Stevenson, pueda parecer un sacrilegio ( aunque vivamos una época donde los sacrilegios, en este caso literarios estén a la orden del día), sino que el “aventurero” no sea esta vez un joven escritor ambicioso, deseoso de ser conocido a costa de lo que sea, sino un prestigioso nombre de las letras inglesas. Porque Andrew Motion, amigos, fue reconocido con el Poeta Laureado del Reino Unido (título honorífico que concede la Corona Británica), y actualmente da clases de escritura creativa en el prestigioso Royal Holloway. Lo que parece indudable es que en un recorrido literario largo y plagado de reconocimientos como es el suyo, este proyecto, que piensa materializar a través del sello Jonathan Cape de Random House, pudiera parecer un innecesario salto al vacío donde se puede ganar poco y, en cambio, perder mucho. La verdad es que las explicaciones de Motion eran perfectamente previsibles. ¿Por qué no escribir una continuación de la historia que Stevenson improvisó para su hijastro Samuel Lloyd Osbourne, si este dejó un final abierto a todo tipo de posibilidades? y ¿por qué no podría intentarlo alguien que, como es el caso de Andrew Motion, tiene todas las cualidades literarias para ello? En fin, la polémica está servida, y no son pocos los que ya opinan sobre este asunto que amenaza con no desaparecer de los cotilleos literarios, hasta la publicación de esa segunda parte que se anuncia para el año 2012, y que por cierto ya tiene título, que como no podría ser de otra manera es el de “Regreso a la isla del tesoro”. Ramón Clavijo Provencio

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