viernes, 25 de junio de 2010

DEL VINILO AL PAPEL


Se ha clausurado recientemente la primera Feria Internacional del Disco, donde la estrella y principal excusa para organizarla ha sido el disco de vinilo. Es un hecho éste que me tiene fascinado desde hace algún tiempo (tranquilos, que ya verán cómo finalmente llegamos a hablar de libros), y es que asistimos no sólo al mantenimiento de un formato para escuchar música, que ya desde hace años, si hubieran acertado los profetas de siempre, debía haber desaparecido, sino que además el vinilo está demostrando que atrae a un cada vez más mayor número de personas. Todo ello parece venir a demostrar algo que intuíamos, esto es: que la tecnología y los nuevos soportes que nos va proporcionando ésta, nos hacen avanzar en muchos aspectos pero en otros, en este caso el mayor realismo que supone escuchar música en vinilo sobre el demasiado “limpio” sonido digital, puede no sólo no hacer desaparecer elementos que creíamos obsoletos, sino que estos pueden llegar a vivir una segunda edad si no de oro, al menos de plata. También en Madrid, y a propósito de la recién clausurada Feria del Libro, leía los llamativos datos estadísticos que esta nos ha proporcionado. Sí, es cierto que ha habido un descenso de ventas que algunos cifran cercano al 10%, pero parece que este dato más que estar en relación con una progresiva desafectación del ciudadano de este país con el libro, ayudado por la crisis desbocada, se debe en esta ocasión al horroroso tiempo que ha acompañado el evento durante su celebración. En realidad, y como titulaba algún periódico generalista en su sección cultural, “El libro ha aguantado en esta ocasión el dragón de la crisis”. Pero el dato que más llama la atención, pese a los pronósticos previos, es sin duda el de la escasa venta pero también el de la escasa atracción, que el libro electrónico ha tenido sobre los miles de visitantes que se acercaron a las casetas de las distintas editoriales y que efímeramente se levantaron en el parque del Retiro. Y eso que hace unos días saltaba la noticia de la constitución de Libranda, sello tras el que encontramos a los principales grupos editoriales de este país que se han unido para la comercialización de libros digitales. Todo parece que se precipita en dirección a los nuevos formatos, y muchas son las ventajas que sin duda empezamos a vislumbrar, pero no demos por acabado al formato papel que sigue mostrando muchas ventajas aún. Esto no ha hecho más que comenzar, según todos los indicios, pero espero que al menos no tratemos de enterrar con precipitación y alevosía al libro en papel, y de aquí a algunos años tengamos que organizar ferias, como ahora la Internacional del Disco de vinilo, lo que es una manera de decir sin palabra que en algo, hace unos años, nos tuvimos que equivocar. Ramón Clavijo Provencio

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