jueves, 18 de febrero de 2010

EL LIBRO FUNCIONA


Los datos los daba hace unos días la ministra de Cultura, y los resumía con una frase afortunada “el libro funciona”. Contestaba así a una pregunta de un diputado en el Congreso. Aunque no soy un enamorado de las estadísticas y tampoco un ferviente admirador de Ángeles González Sinde, en este caso debo decir que coincido con ella y con la información manejada, y que en definitiva fue en la que se basó para pronunciar la tajante frase. Lo cierto es que todo parece indicar que el sector editorial resiste la crisis con mejor fortuna que otros, y la producción de esos casi 47 millones de libros en papel el año pasado, parece un dato incontestable. Otra cosa es que debamos extrapolar estos datos de producción con los índices de lectura, que parece que no van por el mismo camino. La lectura en nuestro país sigue renqueante y no es un buen dato (y seguimos con los números) que el índice de lectura en España haya bajado dos puntos en el último año, según el Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros. Pero hay al menos dos datos positivos que no debemos desdeñar: el auge de la lectura infantil con un 85% de niños que se declaran lectores habituales, y el aumento de la media de libros leídos al año por los lectores adultos. Tampoco es de desdeñar esa proporción cada vez mayor de lectores que descargan literatura a través de Internet, o la popularización de nuevas formas de acceder o intercambiar literatura como son los blogs o foros literarios. En este paisaje empieza a irrumpir, aún con cierta timidez, el libro electrónico que ya podemos contemplar en los escaparates y expositores de algunas librerías. Ya no estamos hablando de futuro sino de una realidad dinámica que va a obligar a la adaptación de muchos de nuestros hábitos como lectores y, sobre todo, a la transformación de sectores directamente vinculados al libro como el de las librerías o las bibliotecas. ¿Cuál será el inmediato futuro? Es difícil predecirlo, pero como decía la ministra, por ahora el libro funciona, aunque con matices. Ramón Clavijo Provencio.

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