jueves, 19 de noviembre de 2009

FEMENINO PLURAL


“Se te acumulan las lecturas, cariño”, me dice al oído mi mujer, que me acechaba como las leonas a su presa en los documentales de la 2, que todo el mundo ve mientras duerme la siesta. Y yo sé por qué me lo dice. Los últimos dos grandes premios literarios han recaído en sendas mujeres, el Nobel para la poeta y novelista alemana Herta Müller, y el Planeta para la periodista Ángeles Caso. Ella, mi mujer, de sobra sabe que me entra urticaria si me atrevo a leer los premios o los premiados cuando ni siquiera han quitado aún los manteles de la gala de entrega; pero no me lo dice por eso, sino porque desde que tengo uso de lectura he desarrollado una cierta prevención contra la literatura escrita por mujeres; prevención (que no rechazo) que ha disminuido por épocas gracias a plumas como la de María de Zayas y Sotomayor con sus deliciosos “Desengaños amorosos” (excelente edición en Cátedra a cargo de Alicia Yllera), novelas amorosas, al modo de las ejemplares cervantinas, o como la de Emilia Pardo Bazán, una de nuestras grandes novelistas decimonónicas, o incluso Carmen Martín Gaite, por no citar a extranjeras (Marguerite Yourcenar, podría ser un excelente ejemplo). Pero que, sin embargo, han aumentado, también por épocas, hasta abandonar casi totalmente la corriente femenina, el trazo grueso de Lucía Echebarría, o Maruja Torres o Rosa Montero y sus feminismos trasnochados. Quizá sea, y esto es una impresión de lector y, como tal, tan discutible como respetable (no se me revolucionen), porque la mujer no ha sabido escribir sobre los hombres, ni sobre ellas mismas, mientras que el alma femenina ha sido siempre objeto de atención y estudio por parte de los hombres. Así, si no leo literatura femenina, sí, en cambio, he leído con verdadero interés, y enorme placer, obras que analizan a la mujer como muy difícilmente haría una escritora. Ejemplos paradigmáticos de lo que digo y que están en el conocimiento de todos son “Madame Bovary” y su paralelo castellano, “La regenta”. Y en este sentido recomendaría “Climas” de André Maurois y “Hablando del asunto” de Julian Barnes con su continuación “Amor etcétera”. Y puestos a poner autores premiados que han ahondado en lo femenino con exquisito bisturí, léase el propio García Márquez o Vargas Llosa, o el mismo Javier Marías, hasta una lista interminable, que quedaría muy reducida si se tratara de escritoras. P.d. No sé si cuando esto se publique tendré que pedir asilo en el sofá del salón; en cualquier caso, la leona sigue al acecho, mientras yo, ajeno, duermo mi siestecita. José López Romero.

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