viernes, 24 de agosto de 2007

Lecturas de verano


Tengo un amigo tan previsor que antes de empezar el verano, ya tiene elegidas las lecturas que va a hacer durante los meses del calor, la playa y los helados. “Yo me siento en mi cuarto; me pongo mi poquito de aire acondicionado, mi botellita de agua y me enchufo en las manos el libro y no paro en dos o tres horitas”. Y la verdad es que no le va mal con la táctica que emplea y que me explica: “Yo dedico julio y agosto a lo que yo llamo “cerrar” autores; es decir, me aprovisiono de varias obras de los escritores que he ido leyendo a lo largo del año o que yo ya conocía y que me han dejado una buena impresión, y ya con tranquilidad completo su lectura. Por ejemplo, este verano voy a intentar “cerrar” a Auster, Tabucchi, Vila-Matas, leeré alguna novela más de Donna Leon, alguna cosa de Moravia y Coetzee y, como siempre, me pondré a mano algún clásico, este verano le toca al teatro. Sin olvidar dos libros que desde hace un tiempo me miran desde la estantería con las mismas ganas con las que los miro yo: “El mundo de ayer” de Stefan Zweig (mi escritor de cabecera) y “La biblioteca de noche” de Alberto Manguel.” “Pues, chico, o estiras el tiempo o tanto libro te va a terminar por secar el cerebro” -le dije, entre compasivo y envidioso. “Tampoco es para tanto –continuó-. También tengo preparada como antioxidante “Memorias de una cantante alemana” atribuido a Wilhelmine Schröeder-Devrient y considerada la novela erótica por excelencia de la literatura alemana. Como ves, no me falta de nada”. Eso es un verano y no la carretera, los niños, los cubitos… y hasta la suegra. Maldita suerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

... también el verano se podría utilizar para releer, esa actividad que a muchos lectores repele, pero tan gratificante como el descubrimiento de una novedad. Algunos escritores no paran de recomedarla.